La maldición de Pablo en Gálatas 1:8-9 comprendía las declaraciones más fuertes que hizo en las Escrituras contra los que se oponían a su Evangelio. Algunos puntos de la doctrina eran negociables, es decir, no esenciales para la salvación, pero la gracia de Dios no podía comprometerse.
Pablo dijo que incluso si un ángel apareciera predicando
cualquier otro evangelio que el que Pablo predicaba, debería ser maldecido. Esto
no dejaba lugar para que alguien predicara algo diferente.
Aquí, Pablo estaba enfatizando la importancia de predicar el
verdadero mensaje del Evangelio de Cristo. Si alguien manipula el verdadero
mensaje del Evangelio de la gracia, Pablo declaró: "Maldito sea".
La palabra griega para "maldito" aquí es
"ANATHEMA", y significa "una persona o cosa condenada a la
destrucción" (Thayer's Greek-English Lexicon). La versión inglesa actual
traduce esto como "¡Que sea condenado al infierno!".
Esta declaración ciertamente será verdad para aquellos que
se han alejado de las buenas nuevas de Jesús hacia otro camino de salvación.
Las contrapartes de esta palabra en hebreo significan ser destinado a la
destrucción total y ser completamente destruido.
Estas palabras fueron usadas en Números 21:3 para describir
a los hijos de Israel destruyendo completamente a los cananeos, y también en
Josué 6:16-17 acerca de la ciudad de Jericó y sus habitantes siendo una cosa
maldita para el Señor y destinada a la destrucción total.
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